Durante milenios las mujeres hemos sido educadas para que nuestra máxima aspiración sea casarnos; así que cuando no logramos esa relación ideal, sufrimos intensamente. 

Esta programación nos hace vulnerables a caer y sostener vínculos traumáticos, es decir, relaciones que no están basadas realmente en el amor, el placer y el crecimiento mutuo; sino en la adicción, el sufrimiento y la violencia, principalmente emocional.

Liberarte de este condicionamiento, no sólo hará que puedas vivir plenamente aún si no estás en pareja; sino que, paradójicamente, hace que estés mucho más lista y tengas muchas más probabilidades de lograr una relación que sea verdaderamente amorosa y nutricia.