Si algo tenemos en común los seres humanos, es que todos queremos ser felices. Todos, pero a veces, son justo las ideas que tenemos acerca de la felicidad, lo que nos impide serlo.
Le ponemos requisitos a la felicidad, creemos que cuando logremos esto o lo otro, entonces estaremos contentos, la pregunta es: ¿será verdad? ¿tienes la certeza de que cuando obtengas esto o aquello por fin serás feliz? ¿o será que todas estas ideas acerca de lo que necesitamos para ser felices nos están más bien alejando de experimentarlo?
Como dice el monje vietnamita Tich Nhat Hanh: «Si hay cosas que te causan sufrimiento, tienes que saber como soltarlas. La felicidad puede obtenerse dejando ir, esto incluye dejar ir las ideas que tienes acerca de la felicidad. Imaginas que ciertas condiciones son necesarias para ser feliz, pero si miras profundamente, descubrirás que son exactamente esas nociones lo que se opone entre la felicidad y tú, haciéndote sufrir.»
¿Cuántas de las cosas que deseas para ti, para tu vida, para los seres que están cerca de ti, son anhelos verdaderos y cuántos de esos te han sido sugeridos -por no decir impuestos- por la cultura, el modelo económico, tu círculo social, la religión?
Sería entonces preciso decir que, la mayoría de las veces, TÚ NI SIQUIERA SABES LO QUE TE HACE FELIZ y ese es uno de los mayores obstáculos entre la felicidad y tú -ya sé- no es algo fácil de aceptar, pero en realidad, TÚ NO SABES LO QUE QUIERES y te lo voy a demostrar:
Decías que querías obtener ese empleo, pero cuentas los minutos para checar tu tarjeta y salir corriendo cada día.
Decías que querías un auto, que eso te haría feliz, pero unos meses después de estrenarlo, el gusto se te pasó y ahora te gusta más un modelo nuevo.
Decías que querías casarte, pero unos meses después de la boda, el conflicto abunda en tu relación.
Decías que querías comprar una casa, pero cada mes te angustia saber que vas a pagarla y son esos pagos el motivo por el cual dices no poder viajar o hacer las cosas que disfrutas.
Puedo seguir, con una lista interminable, de cosas que supuestamente te harían feliz, pero cuyo disfrute se disuelve al poco tiempo. Así que eso es lo que hay que comprender, que nada externo te traerá felicidad verdadera -ya sé- es un cliché, pero es cierto.
Cuando digo que nada externo te traerá la felicidad -na-da- ni ser millonario, ni que tu pareja cambie, ni tener hijos, ni que se comporten de otra manera- no estoy diciendo que esté mal tener ciertos logros o incluso buscar cierta comodidad en la vida, lo que estoy diciendo es exactamente eso: que nada de lo que el mundo te ofrece, puede regalarte una felicidad sólida.
Entonces ¿qué sí puede hacerlo? Toda felicidad sólida proviene de algo interno y del contacto con la Divinidad o Inteligencia Superior, como sea que la entiendas. De hecho, está estudiado. Uno de los rasgos que se han identificado como comunes entre las personas que se asumen como felices, es una vida espiritual activa. Así que siempre es tiempo de ver como empezar o seguir cultivando este aspecto de tu vida.
La Tarea Terapéutica de esta semana es:
Haz una lista de actividades que puedan ayudarte a establecer un contacto más íntimo con las fuentes de Felicidad Verdadera. Algunas ideas:
Practicar la oración diariamente
Hacer listas de gratitud
Iniciar una práctica constante de meditación
La danza, la pintura, el canto, la jardinería, la cocina consciente
Comienza una práctica de yoga, chi kung, tai chi, etc.