«Cuando vas a un jardín ¿ves las flores o las espinas?
Pasa más tiempo con las rosas y el jazmín.»
Rumi
Debo confesar que había vivido los últimos años de mi práctica, con cierta decepción acerca del nombrado «pensamiento positivo». Y es que yo comencé mi búsqueda de crecimiento como varios, con las lecturas sencillas: Louise L. Hay, Wayne Dyer y otros autores muy vendidos que dicen que tus pensamientos están creando la realidad que experimentas..
Empecé con ese tema de «crear mi realidad» antes de mis 20’s, cuando no contaba con la dosis de amargura y desencanto que amenaza con instalarse en la vida de cualquier persona que se acerca o pasa la frontera de los 40’s, hipotéticamente la mitad de la vida; ese momento en el que sabes que si no has «logrado» la vida que anhelas, más te vale apresurarte.
En el comienzo, me lo tomé todo a pies juntillas. Afirmé, decreté, me esforcé por mantener mis pensamientos alineados con aquello que quería manifestar y, manifesté, muchas de las cosas que deseaba.
Después… después vinieron muchos otros sucesos que me hicieron notar que la vida era mucho más compleja que la simple experiencia de desear y manifestar.
Seguí buscando, meditando, practicando y mi visión se amplió, para ver que a pesar del cumplimiento de los deseos, hay una parte de la mente humana que persiste en sentirse insatisfecha. Me di cuenta también de que más allá de mis deseos personales, hay inmensos grupos de personas y animales sufriendo; de que, literalmente, estamos destruyendo el planeta, en resumen, me di cuenta de que vivimos en un mundo mental absurdo que hemos inventado por en encima de un mundo natural que siempre ha funcionado a la perfección.
Mi visión se amplió, mi conocimiento se amplió, mi mente discursiva y mi pensamiento racional se volvían una entidad inmensa, híper-analítica y rebuscada y, con ello, progresiva y lentamente dejé de concederle importancia a lo simple de la higiene mental y a vibrar bonito, sí, así de simple y cursi pensar bonito, para «vibrar bonito».
No voy a extenderme en los detalles del proceso, pero de manera muy íntima y personal sólo voy a compartirte una idea que considero importante:
No importa cuan efectivo seas para manifestar tu realidad personal, no te olvides de que eres parte de un mundo con el que estás en Unidad.
Y…
No importa cuan consciente estés del sufrimiento propio y del mundo, no lo conviertas en el foco principal de tu atención.
Cuando vayas a un jardín -como dice Rumi- no te enfoques en las espinas, repara en las flores y en la inteligencia que permite que estas broten.
La Tarea Terapéutica de esta semana es:
Permanece alerta para percibir cuando tu atención se está enfocando en los aspectos negativos de una situación.Sé intencional en percibir la belleza y el orden en tus situaciones cotidianas.