Día 1: Voy por un camino, no me doy cuenta de que hay un hoyo y me caigo en él.
Día 2: Voy por un camino, se me olvida que hay un hoyo y vuelvo a caer en él.
Día 3: Voy por un camino, trato de acordarme de que hay un hoyo, pero no lo recuerdo y caigo en él
Día 4: Voy por un camino, me acuerdo que hay un hoyo y de todos modos me caigo en él.
Día 5: Voy por un camino, recuerdo que hay un hoyo, lo esquivo, me alegro, celebro y al dar saltos de alegría, me caigo en él
Día 7: Voy por un camino, recuerdo que hay un hoyo, lo esquivo, me alegro pero sigo alerta y de largo.
Día 8: Mejor cambio de camino…
Esta es mi versión de un cuento que nos da una idea de cómo es el proceso de cambiar patrones de conducta. A veces tenemos que pasar muchas veces por el mismo lugar indeseable, tropezar con las mismas piedras, cometer los mismos errores una y otra vez.
¿Significa eso que estamos atrapados? Depende…
Si tenemos la intención real de cambiar lo que sucede, no por resistencia, no por aversión, sino porque hemos comprendido que nos daña a nosotros o a los demás, no estamos atorados, estamos en el intento.
Sin embargo, hay una inercia que proviene de nuestros actos pasados, un hábito plasmado en nuestras redes neuronales, es justo esoo lo que algunas tradiciones llaman karma, el resultado acumulado de mis acciones pasadas, no como castigo, sino como un residuo que hay que tener la paciencia de limpiar, a veces por años.
Pero, ¡qué mas da!, ¿qué vamos a hacer con nuestras vidas, si no evolucionar, si no intentar ser mejores? Nos queda el resto del tiempo para seguir intentando, hasta que un día, el esfuerzo supera a los años de inconsciencia y algo cambia…
Dice Don Juan Matus:
«El intento es la sintonía de nuestra intención con la conciencia cósmica (…) hay que ser osado para intentarlo deliberadamente, pero una vez allí, todo es posible. su intento permite a los brujos vivir en un mundo no cotidiano y proponerse un destino de libertad.»
Entonces la diferencia entre estar atorados y estar en proceso la hace nuestra intención y también, capacidad de observar lo que sucede realmente, nuestra presencia y real atención al andar, nuestra honestidad en el deseo de hacer un cambio.
A veces hay que pasar muchas veces en conciencia por el mismo lugar antes de poder decir que realmente lo conocemos.
Así que esta es una invitación a no desesperar cuando no logramos transformar un patrón a pesar de nuestras intenciones; mientras éstas sean honestas, la inteligencia que dirige la vida promete regalarnos gran aprendizaje en el trayecto.
Ninguna situación se va hasta que nos haya enseñado lo que teníamos que aprender.
Así que, ¿cómo aumentar nuestra capacidad de observar y con ello nuestra capacidad de cambiar? No me cansaré de asegurarlo: medita, práctica atención plena, (o mindfulness le llaman también) contempla, intenciónate y persevera.
La Tarea Terapéutica de hoy es:
Escribe acerca de esta preguntas
¿Cuál es mi intento en estos tiempos?
¿Qué hábitos he descubierto y aceptado como dañinos en mi vida?
¿Qué puedo hacer para fortalecer mi intento?